El periodismo ha recalado en los jardines vallados de Facebook, Snapchat o Apple, compañías que, obsesionadas con ganar la guerra de la atención en internet, empiezan a poner en cuestión la necesidad de las portadas o la propia naturaleza periodística.
«La tecnología lo ha complicado todo porque se ha enriquecido enormemente del proceso de generación de información, de filtrado, de alcance de la audiencia digital. El mercado informativo se ha fragmentado mucho por las posibilidades tecnológicas de distribuir la información», explica el director de innovación digital del Grupo Godó, Ismael Nafría.
En un contexto de salvaje transformación digital y omnipresencia del teléfono móvil, el periodismo sufre una crisis estructural y de identidad.
A la vez que prueba nuevos formatos y modelos de negocio, se sienta en el diván para preguntarse «¿quién soy yo?» y «¿hacia dónde me dirijo?».
La ubicuidad de la tecnología y las pérdidas económicas están forzando la experimentación, aunque palabra e imagen siguen siendo las materias primas.
Así, realidad virtual, podcasts, emojis, snaps, gifs, «streamings», mapas interactivos, whatsapps o tuits son términos ya habituales para el periodista.
La escalada de las plataformas sociales, cada vez más dueñas de nuestro tiempo, ha desatado una guerra por la atención. Y en esa contienda, contar con los mejores contenidos –imagen, vídeo, juego, noticias– es una ventaja.
Es por eso que algunas tecnológicas han entrado en el negocio periodístico y asumido funciones antes exclusivas de los medios.
«Nuestro objetivo es conectar a la gente con el contenido que más le interesa. Y para muchos ese contenido son las noticias», declara el gestor de producto de Facebook, Josh Roberts.
El hogar de las noticias ya no es solo la portada de una publicación: Instant Articles de Facebook, Apple News o Snapchat Discover se han convertido en destino final, un fenómeno conocido como «contenido distribuido».
Las informaciones empiezan a tener vida en un entorno ajeno al de su medio matriz. Por ejemplo, los usuarios de Facebook pueden leer artículos del «New York Times» –y de otros 349 medios– sin salir de la red social.
«El periodismo afronta cambios estructurales y necesitará recurrir a una innovación tremenda para sobrevivir. (…) La innovación exige capital y las tecnológicas lo tienen más fácil», destaca Haile. «El hecho de que Google, Facebook, Apple, Snapchat o Twitter estén compitiendo entre ellas por la atención de los medios es una cosa buena, ¿no?», opina el responsable de Digital News Initiative de Google, Madhav Chinnapa.
Defiende que en la economía de la información las fronteras se están desdibujando y que la mejor opción ante el tiempo de «cambios y desafíos» es la colaboración.
«Soy partidario , como mínimo, de experimentar. Al final, tecnológicas son capaces de ofrecer cosas a las que los usuarios terminan dedicando todo su tiempo. Y si tú no estás ahí, estás perdido. (…) Ellas no saben hacer información ni creo que lo pretendan», resalta Nafría.
Facebook lo corrobora: «No creamos contenido, somos una plataforma de distribución», apunta Roberts. Es la constatación del abrazo forzoso entre ambos mundos.